La obesidad está asociada, principalmente, con una mala dieta y la falta actividad física, pero son varios los factores sociales que también pueden influir.
Para los niños, a diferencia de los adultos, es más complicado tomar decisiones favorables en cuanto a los alimentos que consumen y, por eso mismo, no llegan a dimensionar las consecuencias que a largo plazo puede traer la mala alimentación. Los niños necesitan bastante cuidado en cuanto a lo que consumen, pues la obesidad es un riesgo que se debe prevenir.
Para aumentar la grasa corporal, es indispensable presentar un balance calórico positivo, para lo que se requiere ingesta alimentaria o la disminución del gasto calórico.En ambos influyen factores ambientales y energéticos.
Existen ocasiones en las que se puede identificar la causa primordial que impulsa el desarrollo de este problema, ya que, puede deberse a enfermedades genéticas, pero en la mayoría de los casos, esto no sucede y no es factible determinar una única causa.Al momento de analizar esta problemática también se genera un gran dilema que consiste en saber a ciencia cierta si una mala alimentación y la falta de ejercicio físico son los únicos causantes de la obesidad infantil.
Según recomendaciones médicas, es importante aumentar o balancear el consumo de proteínas y así estar un paso más cerca de la dieta balanceada que sería ideal consumiendo cereales integrales, verduras y frutas en una cantidad considerable, y reduciendo los hidratos refinados.
Por otra parte, las recomendaciones sobre la actividad física sugieren que se deberían lograr cambios hormonales para incrementar el gasto de energía. Si esto no sucede, se corre el riesgo de lograr todo lo contrario. En ese caso, se reduciría el metabolismo y aumentaría el apetito.
El factor genético también juega un papel determinante en el problema de obesidad de un niño. Cuando uno de los padres, o ambos, son obesos, es más probables que el menos también lo sea. Aunque no siempre son los factores internamente familiares, los que intervienen en este asunto. La responsabilidad de mantener un peso ideal que contribuya al buen estado de salud, debe verse marcada por el equilibrio entre la ingesta y el gasto energético. ”Los niños pequeños son capaces de ajustar su ingesta a su gasto, pero, a medida que crecen, esta capacidad se va perdiendo. Como se mencionó anteriormente”.
Según datos publicados en sitios web del Ministerio de Salud en Colombia: